1349. Los bretones celebran la canonización del monje Yves Hélory (San Ivo de Kermartin) al que atribuyen numerosos milagros y al que profesan una ferviente devoción. Con el fin de evitar el pillaje de las tropas inglesas, las milagrosas reliquias del nuevo santo han estado durante mucho tiempo guardadas en una abadía y ahora van a regresar a la ciudad natal de la que se convertirá en una figura emblemática de la Bretaña. Una gran procesión las escoltará y hará parada en todas las parroquias de la región...